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Solo el 28,8% de las personas con discapacidad en Canarias participa en el mercado laboral según la Fundación Adecco

La tasa de actividad de las personas con discapacidad en Canarias es la más baja de toda España: 28,8% frente al 35,5% nacional

La inclusión laboral de las personas con discapacidad representa un reto para la construcción de una sociedad más equitativa y sostenible. En Canarias, donde históricamente el desempleo alcanza cotas superiores a las registradas a nivel nacional, las personas con discapacidad afrontan barreras adicionales que dificultan su plena inclusión.

En este marco, el Observatorio de la Vulnerabilidad y el Empleo de la Fundación Adecco presenta el informe «Empleo y Discapacidad en Canarias: retos y oportunidades para la inclusión», con el objetivo de visibilizar las principales dificultades laborales que encuentran las personas con discapacidad, así como servir de palanca para la puesta en marcha de iniciativas que favorezcan su inclusión plena en el mercado de trabajo.

Radiografía de las personas con discapacidad en el mercado laboral canario
En Canarias, el 6% de la población (2.213.016 personas) tiene reconocido un certificado de discapacidad. Esto equivale a 127.779 personas con discapacidad en el archipiélago.

De ese total, el 75% (unas 96.800 personas) se encuentra en edad laboral, es decir, son potencialmente activas. Sin embargo, solo el 28,8% de ellas (aproximadamente 27.900 personas) participa realmente en el mercado laboral, ya sea trabajando o buscando empleo.

Si desglosamos esta cifra, se observa que 8.493 personas con discapacidad están desempleadas, pero buscando activamente trabajo, mientras que las 19.407 restantes están ocupadas, es decir, tienen trabajo. Estos datos se extraen cruzando la información del INE con el informe El mercado de trabajo de las personas con discapacidad, del Ministerio de Trabajo.

De esta radiografía se desprenden dos conclusiones importantes:

  1. Exigua participación laboral: Solo el 28,8% de las personas con discapacidad en edad de trabajar está activa laboralmente en Canarias, lo que sitúa a la región con la menor tasa de actividad de toda España. A nivel nacional, esta tasa asciende al 35,5%.
  2. Alta tasa de desempleo: A partir de los datos disponibles, se puede calcular la tasa de paro de las personas con discapacidad en Canarias, que alcanzaría el 30,4%. Esto significa que casi una de cada tres personas activas con discapacidad en el archipiélago está desempleada. Esta proporción duplica la tasa de desempleo general de la región (12%) y supera en 10,3 puntos porcentuales la media nacional de paro entre las personas con discapacidad, que se sitúa en el 20,1%. En el conjunto de España, hay 690.000 personas con discapacidad activas, de las cuales 139.321 están en situación de desempleo.

Estas dos realidades, la baja participación de las personas con discapacidad en el mercado laboral canario y su elevada tasa de desempleo, exigen analizar en profundidad las causas, que van desde factores estructurales hasta aspectos más intangibles. Reflexionar sobre estos elementos permitirá identificar soluciones efectivas y avanzar hacia un mercado laboral más inclusivo.

¿Por qué la participación de las personas con discapacidad en el mercado laboral es menor en Canarias?
El Observatorio de la Vulnerabilidad y el Empleo de la Fundación Adecco ha analizado en diferentes ocasiones las causas que subyacen a la escasa participación laboral de las personas con discapacidad en España. Siendo su tasa de actividad la más baja en Canarias[1], puede concluirse que los factores que a continuación se exponen se ven intensificados en las islas:

  • Cultura de sobreprotección. Persisten clichés sociales y culturales muy arraigados, que empiezan manifestándose en la sobreprotección familiar y conduciendo a las personas con discapacidad a la inactividad y a la dependencia. Aunque las personas con discapacidad integran cada vez más el empleo en su propósito vital, en muchas ocasiones siguen influenciadas por narrativas obsoletas, que originan dicha sobreprotección, y una tendencia a poner foco en sus limitaciones. Todo ello perpetúa la creencia de que son menos capaces en el ámbito laboral y que, por tanto, su única (o mejor) opción es ser asistidas y amparadas por las políticas sociales.  Además, la falta de modelos a seguir y ejemplos de éxito dentro de la comunidad de personas con discapacidad puede reforzar la creencia de que el éxito profesional es inalcanzable para ellas.

Por otra parte, históricamente, se observa una tendencia en los informes y análisis que realizamos desde el Observatorio de la Vulnerabilidad y el Empleo de la Fundación Adecco. En Canarias, según el tercer informe Discapacidad y Familia[i], el 55% de los padres y madres intenta fomentar al máximo la autonomía de sus hijos e hijas con discapacidad. Sin embargo, el 45% prefiere supervisarles en sus tareas cotidianas, al menos por el momento. Esta tendencia a la sobreprotección es más elevada que la registrada a nivel nacional, donde el porcentaje se reduce al 38,9%. De este dato se infiere que la cultura de la sobreprotección se ve algo más intensificada en los hogares de Canarias.

  • Un menor nivel formativo que determina y condiciona las posibilidades de empleo.
    El nivel formativo de la población está directamente vinculado a su grado de empleabilidad.
    En el caso de las personas con discapacidad, la brecha educativa se hace aún más evidente.
    Según la Encuesta sobre Discapacidades, Deficiencias y Estado de la Salud del INE, existen factores que perpetúan estas diferencias formativas entre personas con y sin discapacidad. Uno de los principales es el impacto directo de la discapacidad en las posibilidades de completar los estudios. No todas las discapacidades influyen del mismo modo, siendo aquellas que afectan a la capacidad de aprendizaje las que presentan mayores dificultades para la continuidad académica.

Otro factor determinante es el grado de inclusión escolar y social de las personas con discapacidad.  Si bien en los últimos años se han desarrollado iniciativas para mejorar la accesibilidad en el ámbito educativo, la insuficiencia de programas educativos específicos que garanticen una formación verdaderamente inclusiva y equitativa, se alza como otro freno. La falta de itinerarios educativos personalizados y de apoyos especializados hace que muchos estudiantes con discapacidad afronten mayores dificultades para progresar académicamente, lo que contribuye a su abandono escolar temprano o a la elección de estudios con menores exigencias académicas. Todo ello reduce sus oportunidades de desarrollar su empleabilidad y limita su acceso a sectores laborales más cualificados.

Como consecuencia, y según la citada encuesta del INE, la probabilidad de que las personas con discapacidad alcancen estudios universitarios es un 59% inferior a la del resto de la población. En Canarias se cumple perfectamente esta premisa. Así, solo el 12,1% de las personas con discapacidad en Canarias ha cursado estudios universitarios, frente al 29% de media general en las islas.

La condición de archipiélago ha representado históricamente un desafío para el acceso equitativo a la educación, especialmente en islas menores o zonas rurales, donde la oferta formativa ha sido más limitada. Además, el modelo económico basado en el turismo y los servicios ha fomentado la incorporación temprana al mercado laboral, lo que ha llevado a que muchas personas opten por trabajar antes de completar estudios superiores. A estos factores se suman aspectos socioeconómicos como la elevada tasa de desempleo estructural y la necesidad de muchas familias de priorizar ingresos a corto plazo sobre la formación académica. Hay que recordar que el 31,8% de la población canaria se encuentra en riesgo de exclusión social, frente al 26,1% a nivel nacional.

Según Isabel Guillén, directora regional de la Fundación Adecco: «Aunque en los últimos años se ha registrado un aumento en el acceso de personas con discapacidad a la educación superior, todavía persiste un elevado porcentaje que carece de formación académica. Esta situación representa una importante barrera para su inclusión en el mercado laboral y, en los casos en que logran acceder a un empleo, suele ser en puestos de muy baja cualificación y escasa proyección profesional. Además, durante la adolescencia y la transición a la vida adulta, sigue habiendo una carencia de itinerarios educativos adaptados que preparen realmente para el mercado laboral. Esto conduce, con frecuencia, a que la única opción sea un centro ocupacional, reduciendo sus posibilidades de desarrollo profesional. Por último, es clave mejorar la gestión de expectativas: muchas veces ni las propias personas con discapacidad ni su entorno tienen una visión clara y realista del mercado laboral, lo que dificulta la toma de decisiones formativas alineadas con sus oportunidades reales de empleo».

  • Desconocimiento y ausencia de recursos para la búsqueda de empleo.
    En muchos casos, las personas con discapacidad encuentran barreras adicionales en su búsqueda de trabajo: desconocimiento, dificultades de comunicación, comprensión, etc. Necesitan apoyos adicionales para enfrentarse al proceso de buscar trabajo y encontrarlos no siempre resulta sencillo. Según la encuesta de detección de necesidades profesionales de la Fundación Adecco[ii], el 51% de las personas con discapacidad desempleadas en Canarias reconoce no conocer bien las herramientas disponibles para buscar empleo. En concreto, el 70,1% nunca ha enviado una autocandidatura, el 53,3% no sabe cómo utilizar redes profesionales como LinkedIn y el 42,8% desconoce cómo aprovechar su red de contactos para acceder al mercado laboral.

En la misma línea, el 58% desconoce qué trabajos demanda el mercado laboral canario y cuáles podría desempeñar en función de su perfil.   Por último, el 51,7% cree que tiene muchas posibilidades de ser discriminado/a en un proceso de selección.

Según Isabel Guillén, directora regional de la Fundación Adecco en Canarias: «Uno de los principales desafíos a los que se enfrentan las personas con discapacidad en Canarias es el desconocimiento de los canales de búsqueda de empleo y de los perfiles profesionales más demandados. Esta falta de información, unida al temor a la discriminación laboral, genera desconfianza y limita sus oportunidades de acceso a un empleo estable. Es fundamental reforzar la orientación laboral y promover programas de colaboración público-privada que faciliten el acompañamiento de los profesionales con discapacidad, cualificándoles para la búsqueda de empleo, de modo que puedan conectar con las necesidades reales de las empresas.»

  • Barreras en las empresas que tienen su efecto en la persona. Suelen concretarse en temor a contratar a personas con discapacidad, en la mayor parte de los casos por desconocimiento, falta de experiencias previas o estereotipos que asocian a la persona con discapacidad con menor productividad. Estas barreras en el tejido empresarial, se trasladan, en muchas ocasiones, a la propia persona con discapacidad, repercutiendo negativamente en su autoestima y mermando su confianza laboral. La consecuencia es que, al final, optan por no buscar empleo.

La estructura del tejido productivo en Canarias tampoco ayuda al fomento de la participación de las personas con discapacidad.  En primer lugar, el sector turístico, motor económico de islas, genera empleo de forma constante, pero su alta rotación añade nuevas barreras a la inclusión laboral. Según el estudio «La rotación en el sector restauración en España», del IESE, existen causas que explican esta fluctuación continua de personal como las condiciones relativamente duras en cuanto a jornada y remuneración, la carencia de instrumentos profesionalizados en la gestión de los Recursos Humanos o la percepción por parte de los profesionales del sector como un «puente» hacia otras áreas de actividad. Todos estos factores plantean barreras a la estabilidad del empleo de las personas con discapacidad en el archipiélago.

Por otra parte, Isabell Guillén también señala otro obstáculo importante: la movilidad. «El desplazamiento al puesto de trabajo sigue siendo un reto para muchas personas con discapacidad. La escasa accesibilidad del transporte público en determinados polígonos industriales o franjas horarias, la congestión del tráfico y el alto coste del carburante son factores que complican su incorporación y mantenimiento en el empleo.»

Asimismo, en Canarias, y según el Directorio de Empresas del INE, solo el 0,7% de las empresas está obligada a cumplir con la obligación legal de incorporar un 2% de personas con discapacidad (de las 142.398 empresas, solo 1.019 tienen más de 50 personas trabajadoras).

La mayor parte de los contratos, en CEE
Según las estadísticas de contratación del SEPE, Canarias genera el 4% del empleo de las personas con discapacidad en España. El pasado año, suscribieron 4233 contratos en las islas y el 34% de ellos fueron en empresas ordinarias, mientras que un mayoritario 66% se produjeron en Centros Especiales de Empleo.

Según Isabel Guillén: «Si bien los CEE suponen un paso importante para la preparación y la primera toma de contacto con la realidad del mundo laboral, cuando su permanencia se prolonga en el tiempo pueden dejar de cumplir su función de trampolín hacia el empleo ordinario, convirtiéndose en un destino final que limita el potencial real de las personas con discapacidad».

Además de los citados, existen otros factores estructurales que pueden frenar la incorporación de las personas con discapacidad al mercado laboral canario. Por ejemplo, el grado y tipo de discapacidad predominante en las islas. A continuación, profundizamos en ello.

Discapacidades mentales y físicas, las más frecuentes, con un grado superior al 64%
Para tener una visión más completa del perfil de la persona con discapacidad en edad laboral en Canarias, es interesante consultar otras fuentes de referencia como la Base Estatal de datos de personas con Discapacidad, del IMSERSO.

Según se desprende de este registro, los tipos de discapacidad más frecuentes entre la población con discapacidad entre 18 y 64 años en Canarias son las de tipo mental (41,7%), seguidas de las físicas (17,8%), intelectuales (11,1%) y sensoriales (9,3%).  Por otra parte, más de la mitad (54%) tiene un grado de discapacidad superior al 64%.

¿Cómo impacta el grado y tipo de discapacidad en la empleabilidad de las personas con discapacidad?
Según Isabel Guillén:
«El acceso al empleo de las personas con discapacidad en Canarias está condicionado por ambos factores. Más de la mitad (54%) presenta un grado de discapacidad superior al 64%, lo que suele implicar mayores barreras para su participación en el mercado laboral: sobreprotección familiar, dificultad para acceder a programas formativos o entornos laborales adaptados, así como reticencias por parte de algunos empleadores».

Además, la alta prevalencia de discapacidad de tipo mental y/o intelectual en el archipiélago introduce obstáculos menos visibles, pero igualmente relevantes. Este tipo de discapacidad requiere itinerarios personalizados y a medio-largo plazo para lograr una inclusión efectiva. A menudo, la falta de experiencias previas genera incertidumbre tanto en las empresas como en las familias, que dudan si el entorno laboral está preparado para responder a sus necesidades.

Esta desconfianza también impacta en los procesos de selección y, sobre todo, en la estabilidad en el empleo. En muchos casos, la ausencia de mecanismos de seguimiento tras la contratación impide detectar y resolver pequeñas incidencias que, con los apoyos adecuados, podrían solucionarse fácilmente. Este acompañamiento es clave para que las personas con discapacidad mental o intelectual superen el periodo de prueba y consoliden su trayectoria profesional.

Está demostrado que, con los recursos y adaptaciones necesarios, pueden desempeñar su labor con éxito. Por eso, es fundamental que las empresas cuenten con orientación experta y apoyo continuado que les permita avanzar hacia una inclusión real y sostenible.

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